Clerkenwell: entre spas y tabernas

Al norte del mercado de Smithfield, más allá de los dominios del Lord Mayor y por ende de su jurisprudencia por definición, la City, se extiende el barrio conocido como Clerkenwell, un pedazo de historia a menudo ensombrecido por sus vecinas King’s Cross y Angel. Una historia donde se mezclan a partes iguales un pasado eclesiástico y la existencia de numerosos manantiales que fueron convertidos en spas donde los londinenses del siglo XVIII venían a relajarse en sus ferruginosas aguas.

De lo primero, no queda mucho más que lo que podemos ver en otros barrios de Londres. Si acaso, un buen puñado de parroquias y pequeñas iglesias entre las que destaca la iglesia de St.James, del año 1792.

Aunque sin duda, no podemos hablar de este barrio perteneciente al distrito de Islington, sin mencionar a la orden de St. John, una orden de caballería fundada a mediados del siglo XIX en el mismo Clerkenwell, y que fijó su sede junto a la “Puerta de St. John” (St. John’s Gate), en un edificio que hasta entonces servía como taberna (“Old Jerusalem Tavern”) y que en el pasado formaba parte de la entrada sur al priorato de los Caballeros de St. John.

A día de hoy, St. John’s Gate es la única superviviente de aquel priorato, y todavía se mantiene como sede de la orden de St. John, cuyo museo se encuentra justo bajo la puerta, y cuyo símbolo y escudo sonará a más de uno ya que se puede ver en multitud de ambulancias (St. John Ambulance) que pertenecen a la asociación y que se dedican a realizar obras de caridad.

Otro indicativo del monástico pasado de Clerkenwell, es la existencia del pozo de Clerks (en inglés Clerks’ Well)y que como os habréis imaginado sirve para dar nombre a este barrio que puede presumir de ser uno de los que más bicicletas por habitante tiene en la ciudad de Londres. El pozo de Clerk, se encuentra en Farringdon Lane, justo al lado del City Pride pub, y dado que está situado dentro de unas oficinas, si queremos visitarlo tendremos que concertar una visita de antemano poniéndonos en contacto con el centro de historia de Islington. Sin embargo, si lo que queremos es simplemente echar un vistazo, con asomarnos por la ventana nos bastará. Este pozo, era uno de los incontables manantiales de la zona, y su existencia se remonta hasta como mínimo la alta Edad Media, de donde provienen los primeros escritos que hablan de su existencia.

Placa junto al Clerks' Well donde se puede leer de manera errónea "barrio de Finsbury", el cual ya no existe como tal llamándose Islington desde el año 1965.

Aunque si Clerks’ Well fue importante, no lo fueron menos otros manantiales de la zona. Hay que tener en cuenta, que nos encontramos al lado de Farringdon Road, o lo que es lo mismo, al este del otrora valle del Fleet, uno de los ríos perdidos de Londres, y que cruzaba la ciudad desde los altos de Hampstead Heath donde nacía (y nace, aunque ya no fluya sobre tierra) hasta su desembocadura en el Támesis junto a Blackfriars. De aquí pues, la predominancia de aguas subterráneas en la zona.

Caminando hacia el norte por Farringdon Road, antes de cruzarnos con otro de los ya mencionados manantiales, y si dirigimos la vista hacia la derecha, daremos con Exmouth Market un mercadillo callejero situado en la calle del mismo nombre.

Dejando a un lado Exmouth Market y subiendo por King’s Cross Road, justo enfrente del hotel Travelodge, tenemos lo que en su día fue Bagnigge Wells, uno de los spas más famosos del siglo XVIII, y por cuyos jardines fluía el ya citado río Fleet para deleite de los londinenses que se desplazaban hasta el lugar. Nada o casi queda ya de estos baños, salvo una inscripción en una de las viviendas en donde se hace referencia a “The Pinder a Wakefeilde”, un pub de la zona inaugurado en el año 1517 y que hace quince fue renovado y renombrado como “The Water Rats”.

Más al norte si cabe, casi llegando a King’s Cross, y si miramos con atención a nuestra izquierda, nos toparemos con un pequeñísimo callejón llamado St. Chad’s Place, y que en su día nos guiaba hasta St.Chad’s spa, otro de los manantiales de la zona y que fue destruido por completo tras la construcción de la línea de metro Hammersmith&City, a finales del siglo XIX.

Entrada a St. Chad's Place

Con St. Chad’s spa, hemos llegado al final de nuestro recorrido por aquellos manantiales que en su día inundaron (nunca mejor dicho) esta zona, y de los cuales hoy no queda ni uno. Sin embargo, y para que veáis que no todo es historia en Clerkenwell, vamos a hacer un repaso final por otro de los elementos que más abundan, ahora sí, a día de hoy, por las calles de este céntrico barrio de la capital. Porque si a los londinenses del siglo XVIII les gustaba mojarse de cuerpo entero, a los del siglo XXI con mojarse el gaznate les basta. Y es que, mientras otros barrios adolecen de falta de bares, pubs o tabernas, Clerkenwell tiene para exportar, algunos de ellos convertidos en gastropubs y otros con historias de lo más curiosas.

·The Coach and Horses (Ray Street): si antes hablábamos del Fleet, este lugar es parada obligatoria, ya que en días lluviosos, si nos situamos junto a una alcantarilla enfrente del mismo, podremos oír el río fluir bajo nuestros pies.

·The Fox and Anchor (Charterhouse Street): sin duda uno de los mejores gastropubs que he visitado en Londres. A little bit pricey (un poco carero) como dirían por aquí pero es uno de los pocos (por no decir el único) en los que la cocina es auténticamente inglesa (para lo bueno y para lo malo), por no hablar de las cervezas, todas elaboradas en Londres.

·The Castle (Cowcross Street): curiosa historia la de este sitio. Si os fijáis bien, justo sobre la entrada podemos ver tres bolas doradas colgando. Como algunos  sabréis, esto simboliza que el lugar en cuestión hace las veces de casa de empeños. La explicación de porqué un pub tradicional ejerció en su día funciones de prestamista se remonta al siglo XVIII. Según cuenta la leyenda, el por aquel entonces rey, Jorge IV, se encontraba en la taberna disfrutando con el resto de paisanos de una pelea de gallos. Al ir a pagar una de sus consumiciones, se encontró con que no tenía dinero, por lo que ofreció al tabernero su reloj de oro para que se lo tasase y le diera la parte equivalente en efectivo. El tabernero rehusó, esgrimiendo que no podía ya que no disponía de la licencia correspondiente, a lo que el rey, seguramente algo achispado contestó: “¿Y para qué estoy yo aquí sino? ¡Ahora mismo te proporciono una!”. Y efectivamente así lo hizo. No hace falta decir que el propietario del pub no tardó en usar el hecho como reclamo para clientes, proclamando que se trataba del único pub del mundo con licencia para préstamos. A día de hoy sin embargo, me consta que prefieren dinero como forma de pago.

Imagen de The Castle en la que se pueden apreciar las tres bolas doradas, a la derecha del escudo del pub

Aparte de estos tres, otros pubs que merecen una visita serían “The Jerusalem Tavern” (Britton Street); “The Slaughtered Lamb” (Great Sutton Street);  “The Exmouth Arms” (en Exmouth Market); “The Apple Tree” (Mount Pleasant Street); o el ya mencionado “The City Pride” (Farringdon Lane).

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